Equinácea
La equinácea es una planta herbácea y medicinal hecha a base de polifenoles, que le otorgan propiedades inmunológicas, antiinfecciosas, antibióticas y antihistamínicas. Es rica en calcio, magnesio, hierro, manganeso, selenio, fósforo, potasio, zinc y vitaminas del grupo B (B1, B2 y B3) y C, así como betacarotenos.
Beneficios
– Gracias a su contenido de alquilamidas y polisacáridos estimula el sistema inmunológico y aumenta las defensas del cuerpo frente a virus, bacterias y otros patógenos y ataques externos.
– Actúa como antiséptico cuando se sufre de dolor de garganta, anginas, candidiasis o infecciones urinarias. Y a nivel tópico actúa como cicatrizante y regenerador cutáneo cuando se ha producido una herida.
– La equinácea es antiinflamatoria, siendo capaz de bajar y calmar la inflamación de garganta y de faringe.
– Es un buen remedio natural para estimular la producción de linfocitos y aumentar la capacidad del organismo para defenderse frente a los virus y las bacterias.
– Ayuda a tratar afecciones inflamatorias cutáneas como el acné, la dermatitis, los eczemas o la psoriasis. Además, previene el herpes bucal y calma las quemaduras solares.
– Es eficaz para prevenir complicaciones derivadas de procesos virales de las vías respiratorias, como la otitis, sinusitis, bronquitis, neumonía y septicemia.
Dosis
La dosis diaria recomendada de equinácea depende de su presentación. En forma líquida es de 30 a 60 gotas diarias y en cápsulas entre 0,5 y 1 g al día.
Contraindicaciones
No se recomienda su consumo para personas que sufren de algún trastorno autoinmune como el lupus o la esclerosis múltiple, o para quienes padecen VIH o tuberculosis. Tomada durante más de 8 semanas puede aumentar el riesgo de afectación hepática cuando interacciona con medicamentos que tienen efectos adversos para el hígado. Además, su uso está contraindicado durante el embarazo y la lactancia.